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martes, 17 de febrero de 2009

El uso de detectores de radares se dispara entre los valencianos

Hecha la ley, hecha la trampa. El dicho sostiene lo que es la regla máxima de la picaresca. Y los datos demuestran que es una realidad. Si, como publicó ayer LAS PROVINCIAS, las sanciones por exceso de velocidad en las carreteras de la Comunitat se han doblado en un año por la presencia de más radares de Tráfico, fuentes de la Guardia Civil confirman ahora la otra cara de la moneda: los agentes han detectado un "notable incremento" del uso de detectores de estos cinemómetros por parte de conductores valencianos.

Varios integrantes de las patrullas de Tráfico de la provincia de Valencia subrayaron que en los últimos meses ha aumentado la cifra de automovilistas a los que se sorprende con uno de estos detectores en el vehículo. Aunque no aportan cifras, los agentes sí aseguran detectar "dos o tres casos" cada semana, cuando antes la aparición de estos ingenios tecnológico era "casi anecdótico".

"Llevo un detector para evitar el afán recaudatorio de Tráfico", aseguró ayer a LAS PROVINCIAS uno de estos conductores, que se mantuvo en un discreto anonimato. Los usuarios de este tipo de aparatos tampoco se lo piensan ni siquiera al saber que se barajan hasta sanciones de 6.000 euros por la utilización de estos detectores. "Sería desproporcionado", se limitan a afirmar.

Durante 2008, algo más de 100.000 conductores han sido multados en la Comunitat Valenciana tras ser detectados a velocidad excesiva por alguno de los múltiples radares de que están sembradas las carreteras valencianas.

La proporción de radares instalados respecto a los puntos de control es de 1 a 3. Es decir, por cada tres instalaciones suele haber un radar. Con esto Tráfico reduce el gasto ya que cada aparato ronda los 100.000 euros. Además, durante el primer año de funcionamiento de los radares, la Comunitat Valenciana sufrió una oleada de ataques vandálicos a estas instalaciones, circunstancia que obligó a doblar la seguridad.

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